miércoles, 28 de junio de 2017

El collar de la paloma

Hay quienes se avergüenzan de gritar al mundo que viven enamorados, no quieren mostrar sus sentimientos porque creen que de esa forma serán más vulnerables. No comprenden que el amor es el sentimiento universal que nos une, es lo que todos perseguimos en cualquier parte del mundo. No somos nada sin amor. Es el motor que nos guía cada día, bien sea soñando, bien sea viviendo. Que no tengamos amor no significa que no lo anhelemos, lo soñemos, lo busquemos. Hay quienes lo niegan, quienes se excusan a sí mismos diciendo que están mejor solos, que se han acostumbrado a la soledad. Pero estar en soledad no significa tampoco no tener amor. Él me contó que estaba solo, pero enamorado. Me contó que tenía una mujer en su vida, que llevaban muchos años juntos, toda una vida. Una vida separados. No lo entendí. Le expliqué que ahondara en su afirmación. Me explicó que se amaban tan profundamente que podían vivir el uno sin el otro. Me explicó que se habían amado físicamente, claro. Se habían hecho el amor todo el tiempo que pudieron y la vida les permitió. Pero también dejaron de hacerlo cuando las circunstancias se los impidió. No me las explicó, ni quise saberlo. Sólo vi el brillo de sus ojos al hablar de ella, al contarme que hablaban cada día, o dos. Se contaban todo, compartían todo y cuando podían, alguna vez, se encontraban físicamente y no necesitaban conquistarse, no necesitaban más que entregarse. Me costó entenderlo, yo soy de las que comparten todo cada día, de las que necesita la comunicación como el aire que respira. Pero al final creo que lo entendí. Nos enseñan desde niños que cuando una se enamora, vive en pareja, tiene hijos, funda una familia... y eso no está mal, es natural la tendencia humana a vivir en compañía. Pero él me enseñó que amar no se limita, que el amor es infinito y por tanto posee muchas formas, que puede ser interpretado. Me explicó que él no necesitaba otra mujer en su vida, que quizás más joven buscó cuerpos en los que saciar su deseo, buscó en la promiscuidad desahogar aquella ausencia. Pero estaba tan lleno y pleno de ella que ya en la recta final de su vida no necesitaba un cuerpo al que asirse, porque tenía un alma. Me dejó pensativa, buscando en la filosofía antigua, leyendo entre autores árabes, chinos, buscando otras fuentes distintas a las que había conocido. Y entonces lo entendí todo: ¿Qué es el amor? Es amar sin espejismos, es entregarse de lleno, es no necesitar al otro, es sólo dar a cambio de nada, es echar de menos hasta que duela el cuerpo y sin embargo saber que está ahí, que le posees, que es tan tuyo como tú suya. Es como un collar que luces, pero nadie puede saber que efectos te produce. Nadie tiene la potestad de amar de una sola forma, de la misma forma que el amor no tiene forma... es algo intangible, es una cuestión de fe, de creer en lo que no ves pero que sientes, en lo que te remueve por dentro, es el motor que hace que cada día despiertes queriendo ser mejor persona, que sienta orgullo de ti, por ti. Que no quiera otro espíritu que tú a su lado, tu sombra, la sombra de tu sombra. Porque sólo así será eterno, porque sólo así el sentimiento es puro, único ajeno al mundanal y terrenal silencio de la cotidiana vida. Es profundo, es auténtico, es desgarrador y pleno. Es un sentimiento que te llena y te vacía, que te angustia y motiva. Es una entrega absoluta sin miedos, sin dudas. Y entonces descubrí el escrito más hermoso sobre el amor: El collar de la paloma de Ibn Hazm. Casi mil años nos separan de esos escritos y sin embargo, encontrarlos me ha costado apenas unos días de reflexión. Dice así:

Si tú me dices que es posible subir al cielo, 
Digo que sí y que sé dónde está la escalera.

Y ese otro texto que me abrió los ojos:


Te amo con un a mor inalterable 
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula: 
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño. 
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú, 
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos. 
No quiero de ti otra cosa que amor; 
fuera de él no pido nada. 
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
Serán para mi como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.

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