miércoles, 20 de junio de 2018

Triste payaso

Triste payaso enamorado del trapecista y él sin darse cuenta... Pensaba que Cicerón tenía razón cuando decía que el interés jamás forma amistades y que solo los sentimientos pueden unir a las personas. Tras el embeleso inicial que le producía verlo hacer piruetas en el aire, sentía un tremendo temor a perderlo. Pero él solo le pedía favores. No tenía claro si era de las personas que se aprovechan de los demás, de los que confunden la amistad y abusan de quienes siempre están dispuestos a ayudar. Se acordaba de la pirámide de Maslow y las necesidades del ser humano... Volverse a enamorar sin esperanza era como echar vinagre a sus heridas... Nunca alcanzaba a cubrir sus propias necesidades... Fisiológicas, pertenecer a un grupo, sentirse querido, seguridad, autoestima... Mientras el mundo se reía con él... El equilibrista perdía el tino con el domador de leones. El triste payaso confirmó que no, que de los intereses jamás nacen amigos, y mucho menos, amores rendidos.



Para el Club de los retos de Dácil, 10-06-2018

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