Escribe y cuéntame lo que quieras. Todo y nada harán una fiesta de esta agónica espera.
Han cerrado las úlceras abiertas. Heridas y cicatrices bailan a media luz con la melodía que el sonido de tu voz dejó grabada en el espejo.
Te ofreceré un vino que desinhiba tu llanto; el pan que sacie tu hambre atrasada.
Deja que entre la luz de la luna escondida entre tus juncos; el rubí que alumbre el oasis en tus atardeceres...
Esperaré sentada, serena, escuchando el rumor de las olas, y te ofreceré mi vida como otras tantas veces.
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