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viernes, 20 de julio de 2018

Serena

Escribe y cuéntame lo que quieras. Todo y nada harán una fiesta de esta agónica espera.
Pepa Sosa, derechos reservados.
El árbol de los deseos escuchó tal vez la lastimera queja. 
Han cerrado las úlceras abiertas. Heridas y cicatrices bailan a media luz con la melodía que el sonido de tu voz dejó grabada en el espejo. 
Te ofreceré un vino que desinhiba tu llanto; el pan que sacie tu hambre atrasada. 
Deja que entre la luz de la luna escondida entre tus juncos; el rubí que alumbre el oasis en tus atardeceres... 
Esperaré sentada, serena, escuchando el rumor de las olas, y te ofreceré mi vida como otras tantas veces.

sábado, 7 de julio de 2018

Brújulas equivocadas

La tarde resplandece en una calle desierta. El calor aprieta y me acerco al mar buscando estrellas en la marea. La lluvia en cambio cae en las plantas de tus pies. Nuestras brújulas están equivocadas, no marcan el norte. Cada cual ha seguido su camino y paramos el reloj queriendo retener los recuerdos. Sin embargo, se desploma el día, y somos reincidentes noctámbulos en busca de paz. Tal vez las estrellas al titilar nos hagan un guiño que nos inunde de esperanza. La aurora despuntará en nuestras dilatadas pupilas. Chisporrotean nuestros latidos reclamando la misericordia que merecen. Regresaremos al hogar, refugio inevitable del llanto perenne, del silente dolor que nos une en la maldita distancia.
Foto de Ángel Araña, derechos reservados.

sábado, 4 de junio de 2016

Salitre, agua, llanto y verdad...

Cae la tarde silenciosa cuando lo salgo a buscar… 
Mi mente grita mar adentro queriendo que las olas traigan de vuelta el rastrillo que perdí cuando era niña. No recuerdo su color, sólo sé que fue un día de marejada, jugaba en lo orilla y las olas traviesas me quisieron atrapar. Clavé el rastrillo en la arena y me sujeté fuerte, pero las olas caprichosas se lo llevaron y en un revuelo no lo vi más…
El rastrillo sólo es el símbolo de lo que se llevó el mar… se llevó mis pensamientos, aquel romántico amor de finales de agosto que no volvió más.

Foto cedida por NOEMI Rhpositivo, fotógrafo, derechos de autor reservados.
La blanca espuma rodea mi cuerpo mientras mis manos se agitan como una gaviota queriendo volar.
Volar levantando el vuelo para irte a buscar…
Quizá no te encuentre, quizá no quieras regresar.
Dolieron tanto las verdades empapadas de lunas y estrellas, que tan sólo el agua salada las podrá curar. 
Salitre, agua, llanto y verdad...
silencios anegados y lágrimas que caen al mar…