martes, 24 de julio de 2018

Vientre rojo de la noche

Cuando el vientre rojo de la noche me devora y escucho la endecha que nadie tararea, sueño que bebo el vaso de la vida en tus besos, y me pierdo en el abismo invisible e intangible del destino. Soy una malabarista de las letras. Las lanzo al aire y dejo que caigan sin orden alguno. Las mezclo, las vuelvo a tirar y con ellas trato de sostener en equilibrio al desbocado corazón. He luchado contra páginas en blanco, he usado el paracaídas de la lujuria, ese paraguas de la lluvia inesperada, mientras abro diques a tus aguas. Sé que cantan las cigarras en verano, que las luciérnagas sobrevuelan los pantanos y los lagos. Las ranas y los sapos chapotean en las lagunas. Recuerdo el viejo pacto que Ezra Pound hizo a Walt Whitman cuando le decía entre sus poemas “haya comercio, pues, entre nosotros” y te ofrezco el laberinto en el que se pierden mis pensamientos y anhelos. Te ofrezco a manos colmadas la risa, la paz y el alma enamorada.
Foto de Vicente Marrero, derechos reservados.

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