viernes, 3 de agosto de 2018

Se me fue la cabeza

Qué curiosa y traviesa es la mente humana, a comienzos de agosto y a mí me trae el mes de enero. Se me hace un nudo en el estómago al echar la vista atrás y recordar: estrés laboral, ansiedad, esa bola que nace desde las entrañas y que como resorte mi hizo estar más activa que nunca. Una no puede dejar de reconocer sus propias grietas, esas rendijas por las que se va directo al abismo… el miedo, el terror donde se cuecen las palabras de amor; donde la vida y la muerte se dan la mano. Desplegué mis alas de dragona y remonté mientras el viento gritaba rencores y rabia. Horizontes lejanos donde confiaba en que él encontrara mis palabras. Palabras desordenadas como cariño y amor, que jugaban sin explicar las certezas que salen a borbotones del alma. Allí donde habita el olvido. Donde se estruja el pecho, donde primero el deseo, y luego la muerte, escupe el fuego que mutila la memoria.


Agostinho Russo, derechos de autor.

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