Mi hombro se viste de fiesta
cuando te escondes entre mi cuello y mi omóplato … tus besos despiertan esos
sentidos que nunca duermen, sólo descansan …
María José Parreño Montoya, UVART, derechos reservados
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Veo el deseo en tus ojos y siento el latido acompasado de esa respiración que va sacando a la leona, afilo uñas y me dispongo a inclinarme sobre ti y dejar paso al destino.
Tus labios ansían mis pechos, mis manos erizan tu piel y nos envuelve el remolino que ahogará sin duda los gemidos, las huellas, las libaciones …
Impúdico te eriges frente a mí y sonríes de medio lado, mientras las manos vuelven a enredarse en caricias más pausadas, mientras late la sangre, sangre que aturde, incendia, debilita y abre la puerta inefable al infinito.
¿Es agosto el mes del amor? sólo sé que es el octavo pasajero al paraíso, ese que construimos a destiempos pero que nos unió como mi ombligo a la punta de tus dedos ©
Muy bello poema
ResponderEliminarGracias Hilario aunque yo les llamo microrrelatos, jejejeje
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